viernes, 3 de enero de 2014

Por qué Santiago lleva una vieira en el sombrero

Decía Horacio que los idus de abril, el 13 de este mes, marcaban el inicio de la temporada de la Veneris marinae. Se trata de un pasaje extraño si pensamos en la diosa Venus como acostumbramos a imaginarla. Una diosa que, por otra parte, los clásicos decían que había nacido de la espuma del mar y de la sangre de los genitales del cielo, sustentada sobre la concha de una vieira.

Se sabe que etimológicamente vieira procede de venerea, pero a partir de los versos de Horacio que señalan la importancia de abril en el biorritmo de la diosa, y teniendo en cuenta la descripción clásica de Veneris, formada de espuma y sangre, parece que entre Veneris y vieira hay algo más que una relación filológica, parece que la concha es algo más que un casual y humilde pedestal de Venus. Parece, más bien, que diosa y molusco son lo mismo, el marisco o la concha divinizada.

La naturaleza no entiende de historias, por eso abril continúa siendo el mes en que los mariscadores comienzan la extracción del delicado molusco blanco y rojo de las rías gallegas, "qui dies mensem Veneris marinae findit Aprilem".


La antigüedad del culto a la vieira Venus se atisba en la existencia de un templo dedicado a la Veneris marinae que conocemos por la descripción de las costas peninsulares de la Ora Maritima de Avieno. Un templo que bien podía haber estado decorado con conchas de vieira como la iglesia de la isla de Louxo, bajo la advocación de la Virgen del Carmen, sucesora cristiana de la Veneris marinae.

Iglesia de Nuestra Señora del Carmen, Louxo - A Toxa.

Entre las aras dedicadas a la vieira Venus se encuentra el Autel de la Coquille de Fontvieille, esculpido no por azar en una cantera de fósiles marinos, que inmediatamente nos sugiere el concepto de perdurabilidad. La existencia de paleoocéanos fosilizados en lo mediterráneo, en el interior, seguramente proporcionó al ser humano desde hace miles de años la certeza de que la dimensión tiempo en que se inserta nuestra vida es vastísima, moldeadora y aniquiladora. De su fuerza destructora solo se salvan diminutos fósiles, como recuerdos.

Altar de la concha de vieira, Fontvieille. (C) J. Lucas, en aqueducsromains.

En el Neolítico, momento en que dejamos de ser cazadores-recolectores para volvernos mariscadores, la simbología de la concha de vieira o pecten se ve potenciada. Sus connotaciones funerarias vienen dadas por su aparición como ajuar en enterramientos de inhumación, "ámbito en el que se ha planteado la posibilidad de tratarse de un contenedor de alimentos para el tránsito al otro mundo" (concha de pecten hallada en el Seminario, Huelva). Ya en época romana aparece como motivo decorativo en sarcófagos ("such shells are associated with the pagan belief of the journey of the dead to the Underworld": sarcófagos britano-romanos del Museum of London), y aparece también como motivo arquitectónico en la venera de los ábsides de los nichos que cobijan las imágenes de los difuntos (lauda de Ursicinus); de hecho en italiano el nombre del molusco es nicchio. Así, el difunto Santiago con una concha de vieira por tocado es como el difunto Ursicinus bajo la venera de su nicho.

Lauda de Ursicinus. (C) Hispania Epigraphica.

Lauda sepulcral de Santa María a Nova, Noia, con motivo de vieira. (C) Emilio Valadé del Río.

A grandes trazos, la concha de vieira fue un símbolo pagano, prejacobeo, del devenir, tal vez de la perdurabilidad del difunto, como fósil, allá o en nuestro recuerdo.

Conchas de vieira en bronce. Necrópolis romana de San Xiao de Moraime.
(C) Rafael Lema, El camino secreto de Santiago. La ruta pagana de los muertos.

1 comentario:

maría dijo...

Puede que también el ámbar ,que fué tan valorado en el Bronce y que también aparece en las tumbas,se relacionara con la nmortalidad por el hecho de guardar fósiles.
Aunque puede que también el color dorado,como el del sol y el del oro fuera importante.