miércoles, 10 de diciembre de 2014

Las travesuras de Periquillo: la calavera de calabaza


En La familia cristiana: biblioteca de novelas morales dedicada a la juventud, 1871, encontramos la descripción de una calavera de calabaza que el travieso Periquillo colocaba en la encrucijada donde se detenía la comitiva fúnebre para rezar el responso al difunto.



Esta costumbre también se recoge en la selección de Contos galegos de tradición oral, de Camiño Noia Campos, con el título "A alma do defunto". La informante narra la historia en 1999, remontándola a "nos tempos de antes, xa hai tempo": "[...] cando iban no camiño viron unha calavera, así alí nun sitio dunha revolta [...] a xente de alí xa sabía que eso fora posto pra un mozo que tiña medo e que era un cabazo cunha vela. Pero o cura non sabía nada [...] e cheghou alí ó sitio donde a viu e mandou parar co cadávere e dixo: "Aquí vou rezar un padrenuestro, que aquí vimos onte unha calavera que debía querer algho".

En la Calabria Extremeña (Badajoz) las calabazas de peregrino "eran las que usaban los "pantasmas" (fantasmas) para ponerse en la cabeza y asustar a la gente. Los "pantasmas" eran personas que tapadas y disfrazadas de blanco, salían de noche a deshora, para asustar a la gente, normalmente llevaban una calabaza agujereada en la cabeza y con una vela. Esto, que atemorizaba bastante a la gente, duró hasta la guerra civil" (MA Álvaro Sevilla, "El uso de la calabaza del peregrino (lacenaria siceraria) en España", Revista de Folklore, 1999).

Esta misma tradición la he oído en el pueblo extremeño de Casas de Millán referida a tiempos anteriores a la guerra: la Marimanta, vestida con una sábana blanca y llevando sobre la cabeza una calabaza con una vela en su interior, salía de noche con intenciones turbias, se decía que a robar; también he recogido la opinión de que podía ser gente que se disfrazaba para acudir secretamente al encuentro nocturno e ilícito con su amante (véase la coincidencia con el caso andaluz en "Historia, folklore y literatura en El diablo está en Cantillana, de Luis Vélez de Guevara", de EJ Rodríguez Baltanás: con la falsa amenaza del fantasma, al disuadir a la gente de transitar tal o cual calle, se pretendería ocultar, según la creencia popular, una relación ilícita que tendría lugar en ese barrio).

El disfraz de fantasma que se describe en 1858 en la novela histórica El Condestable de Castilla, de Torrijos, constaba de, además de la sábana, "una especie de calavera con dos agujeros redondos por ojos, otro triangular por nariz y por boca una abertura desmesuradamente larga", tras la cual ardía una tétrica luz.

Contraportada del Calabazas y cabezas, de Joaquín Asensio de Alcántara y Teodoro de Mena, Barcelona, 1865. (C) Biblioteca Nacional de España. En el centro y abajo, una calabaza del tipo lacenaria siceraria está tallada en forma de rostro, la parte más estrecha sirviendo de cuerpo. Sobre ella se sitúan otras tres calabazas trabajadas en forma de busto humano, tan perfectas que casi pasan desapercibidas insertadas en el cuello de las ropas que visten los maniquíes.

En Palacios de Sil "por Tolos Santos, cuando las castañas, había una costume que yera vaciar las calabazas ya poner nel.las furacos como pa los güechos ya pa la boca. En vaciando la calabaza asina, poníase una vela dientro ya con eso que paecía una calavera con l.luz... peru güei esti vezu perdíuse yá dafeitu" (González-Quevedo, La fiesta en Palacios de Sil).

En Navia (Asturias) la calaviera era una "calabaza vaciada y perforada con las formas de ojos, nariz y boca, en cuyo interior se coloca una vela con la intención de asustar a los niños. Esta tradición era típica del inicio del otoño" (Vocabulariu de Santa Marina y Vigu - Navia, Trinidad Larré Méndez del Río).

El método de construir una linterna de calabaza iluminada con una vela, para cazar zorzales de noche, se describe por primera vez en 1869 en la revista El Museo Universal, Madrid, nº 2, pg. 15, en la historia titulada "La cerca del diablo y el pozo del condenado", de José M. Gutiérrez de Alba.

Pero si por ahora no resulta posible retrotraer con seguridad la costumbre de la talla calabazas a un época remota, por falta de testimonios, y no por falta de calabazas, sí resulta posible establecer un remoto origen, cuando menos geograficamente centrado en Hispania y Galia, para el Halloween y su procesión de difuntos.

El nombre que lleva la calabaza tallada en forma de calavera en USA, jack-o-lantern, fue, antes que nombre propio de la cucurbitácea, el nombre que recibían los fuegos fatuos o exhalaciones fosforescentes, también conocidos como feu folletfriars lantern, etc. (Halloween Nation, Lesley Pratt Bannatyne). Los fuegos fatuos fueron considerados como procesiones de difuntos, lo que nos lleva directamente al antiquísimo tema peninsular de la Compaña, Hueste Antigua o Estantigua.

Según testimonio de Guillermo de Auvernia en el siglo XIII la procesión de difuntos se denominaba "vulgari gallicano Hellequin [ > Halloween] et vulgari hispanico exercitus antiquus" = en galicano Hellequini y en hispánico ejército antiguo o hueste antigua. Para ver con algo más de detalle la relación entre la Compaña y el Halloween / Halewijn / Hellequin / Herlechini / Arlequín... véase mi trabajo El traje de Arlequín). La etimología Hallows' Eve para Halloween ha de ser una interpretación erudita; en mi opinión está muy claro que nombre y contenido enlazan con el folklore de la cacería salvaje, la Compaña, la Estántiga.

El gigante con la maza que encabeza la procesión de difuntos que conocemos por Guillermo de Auvernia avisa al monje de que se detenga, que no avance ("stat, nec progredioris ultra"), es la misma advertencia que el barquero Caronte dirige a Eneas cuando se asoma a la Estigia en su descenso al infierno: "comprime gressum, umbrarum locus est = detén tu marcha, este es el reino de las sombras (Eneida, VI, 389-390).

En la obra de Rafael López Loureiro (p. ej. As caveiras de colondros e o tempo de Samaín) se recogen variadas muestras de la costumbre de la talla de calaveras de calabaza, y también nota que "o culto ás ánimas, cecáis o máis importante dos galegos en opinión do mestre Vicente Risco, ofrece un corpus folclórico similar na área das caveiras talladas e iluminadas. Mesmamente a Santa Compaña está presente no Somontano co nome de As Lumbretas". Loureiro parece tratarlos como corpus independientes que coinciden por azar o superposición, pero acabamos de ver que la procesión de ánimas, la Santa Compaña, es lo mismo que Halloween, como Todos los Santos es Samhain.

La posible conexión con las Feralia romanas, que me ha sugerido Giorgio Di Francesco, se muestra más que probable con los versos de Ovidio en los Fastos: su identificación entre Luciferi y el nombre del festival dedicado a los difuntos, feralia lucem, junto con el nombre que todavía reciben las linternas en Italia (ferale), se explica por el hecho de que en estas fechas se ofrecían (fero) luces como ofrenda a las ánimas vagantes de los difuntos. Las lucernas sepulcrales.

Lucerna en forma de cabeza de Sileno. "Por su aspecto formidable cualquiera creería que era una de las larvas o lemures que según se creía erraban alrededor de los sepulcros" (Observationes ad Vetervm Lvcernae sepvlcrales, Bartolio, 1702).


 Lucerna en forma de larva (Observationes ad Vetervm Lvcernae sepvlcrales, Bartolio, 1702).


4 comentarios:

Rafael dijo...

Boas horas meu estimado Andregoto Galíndez.

Permítame felicitalo por tan entretido e documentado artigo, non por mínimo menos coñecedor e esclarecedor, e ao tempo agradecerlle a cita do meu traballo "As caveiras de colondros", que por difícil de conquerir da idea aproximada do elevado grao de erudición e pescuda dos seus traballos neste blogue que sigo habitualmente con tanta atención coma placer.
Lamento, eso si, ter ofrecida a impresion na redacción desa modesta unidade didáctica que vostede ten a amabilidade de citar, de presentar deslabazadamente e como se entre os datos non houbese unha conexión indudable. Lonxe da minha idea. Ben ao contrario coincido plenamente con vostede na indudable conexion de ambos os sous elementos, e algún ca outro máis que tampouco imos desmiuzar agora, ofrecendo aos ollos de calquera observador todo un mundo coincidente nun mesmo substrato cultural que debe compartir un mesmo fondo histórico. No Somontano de Barbastro non e esa a única coincidencia exacta co mundo das ánimas galegos. Hai moitas máis. No tema preciso das caliveras de ánimas mais ainda se couberan. Os videos de Eugenio Monesma ofrecen un panorama
tan exacto as vivencias infantis dun servidor que de estaren falados en galego non habería de ser fácil discernir a súa patria.
Neste tema concreto das caliveras de melón, a unidade didactica "As caveiras de colondros" e o aporte menos documentado dos que poiden facer ao tema. Por se vostede estivera interesado atrévome a referenciarlle a ponencia "Las calaveras de ánimas en la Península Ibérica" presentada no ano 2006 ao congreso de Etnoarqueoloxía celta celebrado na localidade de Ortigueira no que se presentaban por primeira vez para a ciencia histórica mais de cincuenta localidades do norte da península, Portugal asimesmo, que comparten este mesmo fondo etnográfico. Anteriormente, "As caliveras de melón" e "Samain a festa das caliveras" xa ofrecían unha visión deste tema incardinado dentro dun marco cultural máis amplo: magostos, ánimas, as luciñas...etc que permitiron apreciar a íntima conexión destes elementos etnográficos dos que non se ofrecera antes unha visión de conxunto.
Desculpas pola excesiva lonxitude deste comentario que tivo a escasa educación de abusar da súa amabilidade. Moi agradecido por tanto.
Saúdos e moita saúde e sorte, agora e sempre.
Obrigado.

Andregoto Galíndez dijo...

Teño coñecemento da súa ponencia no Congreso de Etnoarqueoloxía Celta, xa que tiven a oportunidade de asistir á presentación do seu importantísimo achádego etnográfico. O seu excelente traballo como recuperador da esquencida tradición do "samaín" galego é tan sobradamente coñecido que espero que me excuse por citar só unha unidade didáctica que non lle fai xustiza, pero é a única referencia que lle atopei na que semella vincular as lanternas de cabaza coa Santa Compaña. E penso que é un aspecto que se ten que desenrolar en profundidade para dar conta da gran potencia temporal da tradición. Lamento profundamente que polo meu descoñecemento da totalidade da súa obra non soubese que vostede xa tiña ofrecido "unha visión deste tema incardinado dentro dun marco cultural máis amplo: magostos, ánimas, as luciñas...".

Con este breve apunte no meu blogue pretendía saír ó paso dalgunhas ideas que circulan nos medios e nas redes sociais sobre a invención do "samaín" galego, como se fora unha tradición recente de principios do século XX importada dos USA, que penetra primeiro polas costas galegas.

Aproveito para felicitalo polo seu exemplar traballo e a súa capacidade de ver e relacionar o que outros non souberon.

Un cordial saúdo, e igualmente moita sorte!

Daniel dijo...

Coma sempre, noraboa por tan interesante blog. E coma noutras ocasións, fago unha aportación moi sinxeliña, en San Román de Doniños nos anos 1950 todavía existía esa tradición cas cabazas no outono, de vacialas e poñérlles un candil no interior. Saúdos

Andregoto Galíndez dijo...

Moitas grazas pola túa aportación, Daniel