miércoles, 25 de marzo de 2009

Finisterre: Promontorio Sacro

A pesar de que hay consenso en reducir el Promontorio Sacro al Cabo San Vicente en Portugal, creo que hay indicios más que suficientes para proponer su ubicación en el Finisterre gallego, que había sido el "caput Europa" en la concepción geográfica antigua.

  • En la Periegesis de Prisciano se sitúan las islas del estaño sobre él, por tanto no puede ser el Cabo San Vicente, frente al cual no hay isla alguna, con estaño o sin él: "sed summam contra Sacram cognomine, dicunt quam caput Europae, sunt stanni pondere plenae Hesperides".

La imagen es un sector de un mapamundi anglosajón (Cotton) del siglo X que acompañaba al texto de la Periegesis de Prisciano. En él se observa la situación de las islas del estaño o Hespérides sobre el espolón donde se lee Brigantia, abajo a la derecha figura una representación de las columnas de Hércules. Ese cabo sólo puede ser Finisterre (clic sobre la imagen para ampliarla).

  • Artemidoro medía en 3932 estadios la distancia entre Cádiz y el Promontorio Sacro, lo que sitúa al Promontorio muy por encima de Lisboa: "A Gadibus praeter Sacrum Promontorium, et Artabrorum Portum, stadia sunt 3932". Localizando como próximo al Promontorio el puerto Ártabro, que, como Brigantia, nunca estuvo en la zona del Algarve, sino en Galicia.
  • Según Piteas entre Cádiz y el Promontorio Sacro había cinco días de navegación, que parece excesivo si se trata de llegar al Cabo San Vicente: "A Gadibus usque ad Sacrum Promontorium quinque dierum navigatione esse".
  • Se argumenta que el topónimo Sagres (Cabo San Vicente) es continuador de Sacrum, pero la característica de ser "caput Europa", extremo o fin del continente, ha estado ligada siempre al Cabo Finisterre gallego, como queda reflejado en su nombre. Y este factor se mantuvo muy presente para los navegantes de todos los tiempos:"parti de la isla de Ibernia en una nao et andude tanto por el mar de poniente fasta que aporte a la Cabeça de la fin de la tierra occidental Pontevedra en la provincia de Gallizia" (Libro del conoscimiento de todos los reinos y tierras y señorios..., s. XIV, ed. Jiménez de la Espada). Dice Estrabón (pg. 427-9): "non Europae modo, sed universae habitatae terrae, punctum est omnium maxime ad occasum situm", no sólo es el el extremo de Europa, sino también el punto situado más al ocaso de toda la tierra.
  • Según relatan varios clásicos el Promontorio era un lugar desde donde se observaba hundirse el sol en el mar con un ruido estremecedor, tenía forma de barco y había unas piedras (1) que podían moverse y después volvían a su posición. Estos tres hechos se localizan en el Finisterre gallego, en Muxía. Un viajero en 1466 (2) lo denomina Finstern stern y aseguraba que la estrella vespertina se hundía profundamente en el mar, y que la Virgen y su hijo llegaron en una barca que se convirtió en la montaña. Hoy pueden observarse todavía los restos de la barca de piedra: la pedra de abalar (móvil) es la barca, al abalarla provoca el ruido que posiblemente fue el que escucharon los diversos testigos, la pedra dos cadrís es la vela, y una tercera el timón.

Pedra dos cadrís. (C) José Luis Galovart, Muxía. Nuestra Señora da Barca.


  • Según Plinio los lusitanos habitaban desde el Guadiana al Promontorio Sacro: "ab Ana ad Sacrum, Lusitani"; si se situase en el Cabo San Vicente el resultado sería un espacio muy exiguo para una etnia que sabemos que se extendía ocupando también parte de la antigua Gallaecia.
  • La identificación con el cabo del Algarve sería posterior, resultado de una confusión entre los dos extremos occidentales de la península.

Sector del mapa de Vesconte (s. XIV), donde se representa la misma configuración de las islas sobre Galicia.

(1) Véase el topónimo Piedras Santas en el Mapa de Finisterre del IGN, realizado en 1879 por Díaz Moreu.
(2) Cita completa de la visita de Rozmital (1465-67): "A Divo Jacobo ad Stellam obscuram quatuordecim milliarium via est, sed parvorum, quae medio die confici possunt. Verum ille locus aliter ab indigenis appellatur nempe Finis terrae. Eum locum petentibus, medio ferme viae, navis cum remis, rudentibus, et alio navali apparatu in saxum durata, stans in littore conspicitur. Ita perhibent, ea navi vectum esse Deum cum matre sua, ex qua egressos montem illum, qui stella obscura dicitur, ascendisse, ibique templum Deiparae virgini sacrum fundavisse, quod ad hunc diem exstat. Sub eo templo est pagus amplus, qui vocatur Finis terrae, nam ultra eum nihil aliud est, quam aquae et pelagus, cujus terminos nemo novit, praeter ipsum Deum".

miércoles, 18 de marzo de 2009

100 = 12

El topónimo Contrebia (Hispania) ha sido explicado como equivalente del galés cantref, que Giraldus Cambrensis glosaba así: "Cantaredus autem, id est cantref, a Cant quod est centum et Tref villa composito vocabulo" (Cantredus, es decir cantref, vocablo compuesto de Cant que es cien y tref que es villa). Cien villas, una confederación (v. Historia de España Antigua, Blázquez).

Pero los testimonios más antiguos no presentan -f y sí aparecen en cambio con oclusiva dental: cantred, cantreda o cantareda, muchas veces acompañados por la palabra hundred. Hundred y cantred son variantes de un numeral que se utilizaba como medida para lotes de tierras en los repartos. La cifra que corresponde al hundred actual es 100, sin embargo antiguamente era 12, reflejando un sistema duodecimal: "In Alstoe wapentake there are two hundreds [divisiones]. In each there are 12 carucates [unidades arables o parcelas]. In Martinsley wapentake there is one hundred in which there are 12 carucates" (The Domesday Geography of Midland England, Henry Clifford Darby).

Parece ser que este sistema duodecimal era de origen frisio (The Frisians in East Anglia, Caspar Homans), a pesar de que, por ejemplo, en Galicia no hubo frisios y la ducia sigue siendo muy útil todavía para comprar huevos.

Contrebia, en cambio, sí está formado por TREB-, "tribu", viene a ser el equivalente celta peninsular del latín contributa, también formado por la partícula CUM y la misma raíz indoeuropea TREB-, "habitar".

Entre los resultados del topónimo arcaico (CON)-trebia podríamos encontrar soluciones modernas con lenición de -b- intervocálica, situación que produciría un triptongo -treia:


- que o bien se simplifica, -trea / -tria
- o bien se evita introduciendo una consonante que provoca un hiato, *-tregia > -trega.


Así, cabría interpretar como compuestos con TREBA o TREBIA los topónimos Triacastela o Trabada (antiguamente Triauada < *TREABATA, "habitada"), mejor que con el numeral tria, "tres", pues no deja de resultar un tanto extraña la existencia en un mismo punto de tres castillos o tres vados. Otros topónimos susceptibles de explicarse en el mismo sentido: Castro Contrigo (< *CONTREGA, masculinizado para concordadar con el masculino castro), Tegra (castro de Santa "Tecla", Pontevedra)... Véanse en esta misma línea las consideraciones de Urgorri Casado en Los nombres antiguos de Betanzos y los orígenes de la ciudad, Anuario Brigantino, 1982, pg. 67-8.

viernes, 13 de marzo de 2009

La mesa del rey Arturo

Como casi todo el mundo sabe, la palabra bretona daol, "mesa, altar", integra el compuesto daol-men > dolmen, que no significa otra cosa que mesa de piedra, o altar de piedra, por el parecido formal entre un dolmen y una mesa o altar, principalmente por la losa de cobertura, que ejercería en esta comparación la función de encimera.

En fin, muchos dólmenes se llaman mesas, en la Bretaña francesa tenemos la famosa Table des Marchands (en francés, Mesa de los Mercaderes) en la zona del Morbihan, de donde era, según creo, San Carantoc.


Table des Marchands a principios del siglo pasado.


En uno de los relatos de la vida de este santo se nos cuenta que regresó a su patria y de allí fue hacia Gales, pero perdió su altar en el mar (en aquella época los santos del occidente atlántico solían desplazarse por mar sobre barcas de piedra, sus altares, a modo de tablas de surf !!, véase por ejemplo la llegada del cuerpo del apóstol Santiago, también en barca de piedra; o el caso de San Patricio, que se dirigió hacia la costa bretona sobre su altar: "super altare suum Cornubiam appulit"). En esta patria, sin que quede muy claro si el autor se refiere a la de Carantoc o a Gales, Carantoc se encuentra con Arturo y le pregunta si ha visto su altar, Arturo antes de responderle le pone como condición que mate a una serpiente. Resuelto el asunto, Arturo le muestra dónde estaba el altar, que el propio Arturo había intentado transformar en mesa sin éxito, pues todo lo que ponía sobre ella era arrojado a gran distancia: "Et acceptum altare quod cogitaveret Arthur in mensam facere, sed quotquot apponebatur super illam, jactabatur in longinquo".

Esta pequeña leyenda tan sintética parece concentrar la clave que explica la cualidad de la mesa de Arturo como reminiscencia de costumbres paganas, no cristianas; la mesa del rey era de piedra... en definitiva, un megalito, muchos de los cuales se han construido en Bretaña reutilizando estelas anteriores: en la fotografía la losa de cobertura de la Table des Marchands aparece cortada, hace relativamente poco se descubrió la parte que le falta reutilizada en otro megalito próximo, Gavrinis. Las dos juntas habrían formado un monolito de unos 14 m mucho más antiguo que los dólmenes. La leyenda también es coherente con los dos periodos megalíticos bretones, un primer periodo de grandes estelas, y un segundo periodo de dólmenes en los que se reutilizan a menudo fragmentos o estelas completas en su construcción.

¿Cómo era el altar de Carantoc? era excelso y nadie comprendía su aspecto, "nemo intelligebat colorem" (Lives of Cambro British Saints, William Jenkins Rees y Thomas Wakeman). Parece una descripción bastante extraña para un altar, a no ser que su aspecto fuese algo así:


Varias interpretaciones de la estela megalítica unida de Table des Marchands-Gavrinis, según ilustración de Cassen y Vaquero Lastres: El deseo pasmado.

Estos dos autores, Cassen y Vaquero Lastres, sostienen que el primer diseño de la estela es un cetáceo, concretamente un cachalote. De ser así, este hecho podría haber originado la creencia en navegaciones occidentales sobre altares de piedra como éste, y sobre ballenas (Viaje de San Brandán).

Por otra parte, y ya para finalizar, creo que convendría separar bien esta leyenda sobre la mesa de piedra de lo que era la Tabla Redonda supuestamente inventada por Arturo. La Tabula Rotunda o hastiludium era un lugar circular y vallado donde se celebraban los torneos, su etimología es, pues, la misma que la del español tablado (para justas o torneos), el latín tabula. La versión "Mensa Rotunda" no deja de ser una sustitución errónea que nos transforma a Arturo y a sus caballeros en comensales.

Aquí también teníamos nuestras tablas, pero no sé si eran redondas: "Este rrey don Alonso de Castilla, como quier que en aquel tienpo estuuiese sin guerra, sienpre cataua como se trabajase en offiçio de caualleria faziendo torneos e poniendo tablas e justando, e quando esto no fazie algo, corrie monte; e por esto, e porque los caualleros no perdiesen de vsar armas e otrosi estuuiesen aperçebidos para la guerra quando menester les fuese" (Gran Crónica de Alfonso XI, s. XIV).

lunes, 9 de marzo de 2009

Parecidos razonables

Una de las series toponímicas que más fascinación ejerce sobre los profesionales, aficionados y legos en la materia etimológica es la integrada por el grupo de topónimos en -obre: Sillobre, Barallobre, Bañobre, Callobre, Illobre, Tiobre... Han sido estudiados por diversos autores, desde Menéndez Pidal, que consideraba -obre un simple sufijo adjunto a un nombre de posesor, hasta Moralejo Laso, que proporcionó la hipótesis que se viene aceptando en la actualidad (-bre, no -obre, como variante de briga, "fortaleza"), pasando por un largo etcétera de expertos, como por ejemplo Longnon, que prefería ver en ellos un elemento hidronímico *wober, "arroyo", que se conservaría en el bretón gouer.

Lo más curiosos de esta serie es su altísima concentración en el norte de la provincia de A Coruña, y es esta presencia masiva la que ha motivado propuestas de corte étnico; -bre podría ser una variante propia del pueblo ártabro, que se supone que estaba establecido por la zona en cuestión. En el cartulario de Redon (Bretaña) aparecen los siguientes nombres propios: Haelwobri / Haelowiri, Catwobri, Breselwobri, Maenwobri, Drewobri.  Y precisamente la zona norte de la provincia de A Coruña está próxima a la sede de los britones de Mailoc; no sería extraño que nuestros topónimos y los bretones fuesen del mismo tipo, antropónimos compuestos (bitemáticos) con un segundo elemento wobri / obre, que, si hacemos caso a las glosas oxonienses: guobri = gravis.

viernes, 6 de marzo de 2009

Toponimia derivada del latín cathedra

En una glosa del siglo XII el nombre del monte llamado Kaerarthur o Kairarthur equivale, según Giraldus Cambrensis, a "cathedra Arthuri", esto es, la silla de Arturo. Pero... no tendría que ser así porque, según se cree, kaer o caer es un término prerromano que en galés significa "ciudad", no "silla". De hecho, en algún texto se corrige al mismísimo Giraldus y se restituye lo glosado como "Cadair Arthur", que es como se dice en galés "silla", procedente, esta vez sí hay acuerdo, del latín cathedra. Aunque en los siglos XII-XIII era kadeir (Kadeir Taliesin = silla o sitio de Taliesín), mucho más próximo al gallego-portugués cadeira que la forma actual.

Como no creo que Giraldus estuviese equivocado veamos cómo se puede solucionar el problema de las sillas y las ciudades. En un diccionario de irlandés podemos ver que cathair tiene dos valores relacionados, silla y trono o sede real (capital), los mismos que el latín cathedra, que además de silla tuvo el significado de sede religiosa.

En las lenguas celtas y romances encontramos términos evolucionados con una u otra especialización y procedentes, según creo, los dos, del latín cathedra:
  • silla: kadeir / cadair (galés), cadeira (gallego-portugués), kaer / kair (galés de Giraldus), chaire (francés) --> chair (inglés).
  • sede religiosa o política, ciudad: cathedra (año 569, "Cathedram Bracarensem"), caer (galés), cathair (irlandés), chaer (bretón del siglo IX: "Plebs Chaer"), ker- / kar- (bretón actual).
Esto explica la coordinación en líneas distintas de cathair con cell (iglesia, del latín cella) en los siguientes versos de la Profecía de Berchán (s. XI-XII) :

"Ní bía cell na cathair cáidh
ní bía dúnadh ná ríghráith"

No quedará iglesia ni cátedra
ni fortaleza ni ciudad real

Cathair tuvo, por tanto, un primer significado equivalente a "sede religiosa" probablemente de un monasterio, de acuerdo con la primitiva división eclesiástica. Posteriormente adquiriría el significado de simple ciudad.

Sillas o sedes, asientos del poder religioso o político, no será muy difícil decidirse en los textos por uno u otro significado. Además, como orónimo, habrá que contar con el caso del Kaerarthur de Giraldus y otros muchos como Serra da Cadeira (Lugo), motivados por el rasgo semántico "elevado, prominente" presente en el étimo cathedra.